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martes, 13 de octubre de 2015

Autoretratos de Van Gogh


Vincent van Gogh, nació en Groot Zundert –Holanda- el 30 de marzo de 1853.  Es un artista difícilmente clasificable y puntal en la historia de la pintura. Considerado como uno de los pintores representativos del  postimpresionismo, cabe destacar que no toda su vida giró en torno al arte, su época profesional básicamente abarca los últimos diez años de su vida.
Su vida y obra no puede entenderse sin el epistolario entre él y su hermano Theo quien le apoyó incondicionalmente y le aconsejó que aprendiera la técnica pictórica en profundidad, sin su soporte emocional y económico no existiría el Vincent van Gogh que conocemos como pintor.
Su obra pictórica constituye una autobiografía de sus sentimientos, es junto con Rembrandt uno de los pintores que más autorretratos ha realizado en su vida. Son numerosos y presentan muchas diferencias, de estilo pictórico y morfológicas,  en algunos casos los desdibujaba y creaba una fisionomía que se alejaba de la realidad. El mismo escribió en una de sus cartas: “Quiero subrayar el hecho de que una misma persona puede ofrecer motivos para retratos muy distintos… busco una semblanza más profunda que la de un fotógrafo”.
Van Gogh se inicia en la pintura como aprendiz de pintor, partía de unos modelos previos y de ciertos convencionalismos que con el tiempo se transformarían en un estilo de pintura personal y propio en el que acomodó el movimiento gráfico  a su manera de ser. Cuando pintaba se sentía libre, su temperamento y tenacidad, además de su afán por aprender le llevó al estudio del color, la luz además de la anatomía buscando la expresividad y la construcción arquitectónica.  La última etapa y la más fructífera de la obra de van Gogh se caracteriza entre otros aspectos por un arte más expresivo, por el uso contundente de los colores, la expansión del gesto gráfico, las pinceladas  enérgicas, el ritmo rápido hasta el extremo de conducirle a la obsesión por la rapidez en la ejecución de sus cuadros.
El dibujo, al igual que la escritura, nos proporciona las particularidades de cada personalidad. Cada individuo tiene un modo de percibir las situaciones dependiendo de las experiencias vividas, su cultura, objetivos, motivaciones, temores, su estado de ánimo y es en base a todo ello cómo a través del dibujo proyecta la imagen que tiene de sí mismo.
 En el análisis de los autorretratos, sin entrar por supuesto en apreciaciones técnicas ni de estilo pictórico, debemos tener en cuenta la ubicación del busto en el cuadro, sus desproporciones y asimetrías, la falta de cohesión, la posición, los sombreados, la presión, (a través de la que podremos apreciar el nivel de energía),  el tamaño,  el trazado, ( solidez y estructura), la rapidez de los movimientos, la tendencia a omitir detalles (falta de pupilas), la concentración del detalle en determinadas zonas,  y valoraremos especialmente las diferentes zonas: la cabeza, la cara y los rasgos faciales, que simbólicamente sería la forma como la persona realiza sus contactos sociales. 
La manera de autorretratarse de van Gogh, de dibujar la cabeza, nos informará a cerca del control sobre sí mismo y de sus relaciones con su entorno, en tanto que la cabeza simboliza al “Yo” consciente y controlado, es la localización del yo y el centro de todos los estímulos. Simboliza el poder intelectual y social.  Es la parte del cuerpo visible más importante de cada persona,  se identifica con el  pensamiento y la cara,  lo más exclusivo y distintivo de la persona, sería el contacto social, lo que se demuestra.
Van Gogh se esmeraba en detallar los rasgos de la cabeza, solía retratarse con las facciones de la cara muy marcadas, definía los ojos, la nariz, la boca, las cejas, la barba, la frente alta y ancha, el cuello ancho y corto. Solía retratarse de perfil y las pinceladas eran rápidas y vibrantes. La mirada sumamente expresiva y en muchos de sus autorretratos junto con la combinación de la pincelada rápida y empastada con el retrato hacia que obtuviera un volumen importante en la cabeza.  Tenía una gran necesidad de destacar el “Yo” en lo social, familiar o profesional y  un interés en cuidar su imagen externa.
  En el siguiente autorretrato las pinceladas son muy largas, han nacido del puntillismo y del postimpresionismo.

Es importante analizar la mirada de desconfianza, esto lo consigue dibujando las cejas muy bajas y pegadas al ojo, permite poco margen para dar una mirada limpia, sin el párpado la tiene baja.
El uso de los colores en este cuadro es fundamental para la búsqueda de la luz y dar la expresividad que busca. Con los colores rojos, anaranjados y azules quiere engañar al ojo humano con la técnica del puntillismo. Utiliza pinceles más finos para obtener pinceladas más largas que combina con el uso de otros pinceles más gruesos o incluso brochas, distribuyendo la pincelada de una forma muy personal, hace la distribución radial hacia arriba. El ojo derecho sería como un núcleo y la luz que le impacta desde el lado de la oreja es muy intensa a diferencia de la oscuridad que rodea al ojo izquierdo subrayada por la sombra que proyecta.

Si queréis aproximaros aún más a la personalidad del pintor a través del estudio de algunos de los rasgos que más me han llamado la atención en sus diferentes autorretratos podéis hacerlo en http://es.calameo.com/read/000678662061fd7bb46e9.


Africa Fuentes
Reflejos de escritura